moneda local, el bolívar, aunque en rigor no lo haya reconocido. El
vocero de la rueda de prensa, el presidente de la estatal Petróleos de
Venezuela y vicepresidente del área económica, Rafael Ramírez, se ha
valido de toda clase de eufemismos para minimizar el descontento que
una medida como ésta siempre ocasiona entre los ciudadanos. Donde
debía decir "devaluación" Ramírez prefirió utilizar otras expresiones:
"un nuevo modelo cambiario", "tasa Sicad" (que refiere al nuevo precio
de la moneda para liquidar importaciones no prioritarias para el
Gobierno) o "cambio dual", publica elpais.com .
La manera de estructurar el mensaje tuvo también un propósito no
confesado: responsabilizar a los turistas venezolanos y a ciertos
importadores del sector privado –"la burguesía parasitaria", en el
lenguaje oficialista- de las decisiones tomadas. Y son precisamente
estos dos actores los principales afectados por la devaluación
anunciada.
"Todo el mundo ti ene derecho a viajar, a utilizar sus
instrumentos financieros en el marco de la ley, pero ahora no estamos
en posibilidad de mantener la tasa preferencial para que viajen",
afirmó el ministro en el preámbulo del anuncio. A partir de ahora
quienes adquieran boletos de avión para viajar fuera del país, utilicen
sus tarjetas de crédito en el exterior o traigan bienes no esenciales
según el criterio del Ejecutivo deberá pagar casi el doble del consumo
en divisas en moneda local. Dicho de otro modo: cada dólar valdrá
para ellos 11.36 bolívares y no 6.30 bolívares. La moneda se ha
devaluado en 80.32 por ciento. Todos estos anuncios seguramente
tendrán un impacto en la inflación. En 2013 Venezuela tuvo el récord
mundial con 56,1%.
Esta es la sexta corrección del tipo de cambio hecha por el chavismo
en once años de control cambiario. La nueva cotización resulta del
precio promedio de las subastas que convoca el gobierno desde el año
pasado a través del Sicad (Sistema Complementario de Administración
de Divisas) para otorgar dólares a aquellos sectores que no recibían
dólares preferenciales (a 6.30 Bs.) por distintos motivos. Aunque
llamar subasta a esa operación quizá suene muy pretencioso. El Banco
Central de Venezuela interviene en el juego de la oferta y la demanda
para no dejar que la moneda estadounidense se acerque al valor real
del mercado.
Ramírez tampoco se detuvo mucho en explicar ese aspecto. Lo
importante para él era comunicar que el Gobierno seguiría liquidando
a la tasa de cambio preferencial de Bs. 6.30 "el 80% de las
necesidades reales de importación de la economía venezolana".
A ese precio se reconocerán otros conceptos muy apreciados por el
gobierno: los gastos de los estudiantes universitarios matriculados el
exterior, los gastos consulares, las pensiones y los casos especiales de
salud que se tengan que atender fuera de Venezuela.
El Ejecutivo no especificó si los alimentos o las medicinas que no se
producen en el país serán liquidados a esa tasa. Sí quiso dejar muy
claro que posee las divisas suficientes para atender los requerimientos
de la economía. A tales efectos el equipo económico calcula que
42.700 millones de dólares anuales son suficientes para honrar todas
las solicitudes de importaciones.
Este estimado es ligeramente superior
a la cantidad que se gastó el año pasado por ese concepto -37.203
millones de dólares- y algo menos de la cantidad de dinero que se
pagó para traer mercancía e insumos en 2008 -47.879 millones de
dólares. De esos 42.700 millones de dólares unos 11.400 (220
millones) serán subastados para el sector privado. El dinero restante
será destinado al pago del servicio de la deuda y a las importaciones
del sector público. Se desconoce la metodología utilizada para hacer el
cálculo.
El establecimiento de esos topes revela que la intención es recortar la
entrega de dólares a los particulares y empresas. Hay un propósito
político, pero también es una medida que busca administrar lo que
hay.
El dinero que se recauda por la venta de petróleo en el exterior
no es suficiente para satisfacer la voracidad del sector público. El
Gobierno no lo reconoce. Prefiere decir que hay mucho empresario de
maletín entre los demandantes de divisas y que por eso no hay divisas
para todos. En parte tiene razón. Cálculos de la firma Ecoanalítica
indican que solo en 2012 se simularon 24.7 por ciento de las
importaciones. Todo es consecuencia de una política de controles que
ha destruido el aparato productivo hasta tal punto que es mucho más
rentable y menos riesgoso importar, o fingir que se hace, antes que
producir.
Los economistas contrarios al gobierno que comentaban los anuncios
del ministro en las redes sociales no se sorprendieron. Sus vaticinios
se cumplieron: no era posible sostener por mucho tiempo más la
sobrevaluación de la moneda. Con esa devaluación no admitida
ingresará más dinero a las arcas del Banco Central, pero aún es
insuficiente para cerrar la brecha fiscal. Los anuncios son vistos como
una cara distinta de los mismos controles vigentes desde hace más de
una década. Las cantidades finitas de dólares siempre terminan por
enviar a los demandantes no satisfechos al mercado negro. A pesar de
estas advertencias al presidente Nicolás Maduro prefirió ser más
optimista. "Excelente rueda de prensa del vicepresidente Ramírez para
seguir avanzando en el establecimiento de los equilibrios para el nuevo
orden".
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